El tenor de nuestras palabras
Lo que contamina al hombre no es lo que entra por su boca. Por el contrario, lo que contamina al hombre es lo que sale de su boca. (Mateo 15:11 RVC)
Jesús enseñó que nuestras palabras revelan nuestra calidad moral. Dijo: «De la abundancia del corazón habla la boca». Y también: «El hombre bueno, del buen tesoro del corazón saca buenas cosas; y el hombre malo, del mal tesoro saca malas cosas».
No hay, pues, modo alguno de cambiar el tenor de nuestras palabras, como no sea transformando el espíritu del que brotan. Las palabras que nacen de un corazón en el que habita el Espíritu de amor de Dios tienen un sabor y una fuerza que corresponde a su profundidad.
¿Cómo puede estar uno tan lleno del Espíritu de Cristo que este lo guíe en todo lo que diga? Eso solo sucede cuando uno pasa tiempo con Él, alimentándose de Su Espíritu y de Su amor. Conviene que leas Su Palabra escrita, la Biblia, dejando que te hable al alma por medio de la oración y la reflexión.
Si pasas ratos íntimos con Jesús —fuente de toda bondad, amabilidad y mansedumbre—, irás profundizando tu relación con Él y te darás cuenta de que tus palabras transmiten Su Espíritu, con lo que ejercerás una mayor influencia para bien en las personas con quienes tengas relaciones afectivas. [1]
Habla con ternura; deja que haya bondad en tu rostro, en tus ojos, en tu sonrisa, en la calidez de tu saludo. Ten siempre una sonrisa alegre. No solo brinde su cuidado, sino también su corazón. – Madre Teresa
[1] Conéctate Un hogar más feliz