Mi aprensión a seguir esperando
Aunque por un tiempo la visión tarde en cumplirse, al fin ella hablará y no defraudará. Aunque tarde, espéralo; pues sin duda vendrá y no tardará. (Habacuc 2:3 RVA-2015)
Después de graduarme de la universidad no veía la hora de sumirme en todas las experiencias nuevas que me aguardaban en el campo laboral. Sin embargo, al no recibir ninguna oferta realmente interesante después de enviar mi primera tanda de currículos, me di cuenta de que aquel flamante y atractivo trabajo no me iba a salir tan pronto como esperaba.
A la larga me ofrecieron un empleo, aunque los viajes me consumirían bastante tiempo y serían costosos, y la paga no era muy buena, no me hacía gracia la idea de seguir esperando. Envié un correo electrónico a mi nuevo empleador confirmando que estaría allí el lunes siguiente.
Al apretar el botón de enviar me di cuenta de que estaba cometiendo un craso error. Recordé las palabras de mis padres: «Hay un empleo mejor para ti en alguna parte. Trabajar en esas circunstancias no será más que una pérdida de tiempo y te alejará de tus objetivos». Luego de conversar y reflexionar sobre el asunto, terminé por rechazar aquel empleo unos pocos días antes de la fecha prevista para comenzar.
Un tiempo después se me presentó otra oportunidad laboral cerca de casa, con mejor sueldo y horario de trabajo. Si bien no era el empleo soñado, constituía un buen lugar para comenzar a adquirir experiencia laboral.
Me di cuenta de que mi aprensión a seguir esperando se debía a una falta de confianza en los designios divinos para mi vida y a mi insistencia en ejercer el control. En lugar de apresurarme para evitar un período de espera, debí haberlo aceptado de buen grado, sabiendo que Dios me puede transmitir una perspectiva singular en cada etapa de mi vida. - Elsa S. [1]
Lo único más difícil que esperar en Dios es desear haberlo hecho. - Steven Furtick
[1] Conéctate Espera en Él