Rezar con diligencia
Les refirió también una parábola acerca de la necesidad de orar siempre y no desmayar. (Lucas 18:1 RVA-2015)
He tenido la ventaja de recibir muy buenas enseñanzas sobre cómo mantener una vida de oración dinámica. Lamentablemente no he sido tan perseverante en aplicarlas como hubiera querido. Aunque en muchos aspectos de mi vida no me sentía muy dotado, me di cuenta de que podía orar. Es una modalidad de servicio cristiano que está al alcance de cualquiera y para la cual no hace falta una formación especializada.
Adopté entonces el hábito de hacer una lista de las personas o situaciones que precisaban oración. Cada día rezaba por esa lista a primera hora de la mañana. Sin embargo, una vez que mi lista se fue alargando me di cuenta de que orar es mucho más trabajoso de lo que me había imaginado al principio. Al cabo de un tiempo empecé a flojear y a la larga desistí de emplear la lista y de hacer de la oración la primera prioridad del día. Todavía oraba, pero no con la misma intencionalidad y diligencia que antes.
Resultó que mi esposa y yo vimos la película El cuarto de guerra. Se trata de una mujer mayor que lleva a una más joven a descubrir la potencia y la belleza de una vida de oración activa. A los dos nos conmovió profundamente el mensaje de que la oración es algo en lo que debemos empeñarnos con diligencia y ambos coincidimos en que lo podíamos hacer.
Personalmente sentí una gran convicción de que debía volver a orar con una lista, como lo hacía antes y como hacía la señora mayor de la película. El cuarto de guerra me motivó a volver a utilizar una lista de oración y a rezar con diligencia. - Michael Owens [1]
¡Dios sigue en el trono, y la oración cambia las cosas! – V.B. Berg
[1] Conéctate Así recobré mi vida de oración