Echando toda vuestra ansiedad sobre Él, porque Él tiene cuidado de vosotros. (1 Pedro 5:7 RVA1960)

Pero después de que ustedes hayan sufrido por un poco de tiempo, Dios hará que todo vuelva a estar bien y que ustedes nunca dejen de confiar en él; les dará fuerzas para que no se desanimen. (1 Pedro 5:10 TLA)

Te alabaré, oh SEÑOR, Dios mío, con todo mi corazón; glorificaré tu nombre para siempre. (Salmos 86:12 RVA2015)

Te entregaré tesoros escondidos y te daré a conocer recónditos secretos, para que sepas que Yo soy el Señor, el Dios de Israel, que te llamo por tu nombre. (Isaías 45:3 RVC)

Digno eres, Señor y Dios nuestro, de recibir la gloria, la honra y el poder, porque Tú creaste todas las cosas; por Tu voluntad existen y fueron creadas». (Apocalipsis 4:11 NVI)

Vosotros sois la sal de la tierra. (Mateo 5:13)

¿Qué puedo ofrecerle al Señor por todo lo que ha hecho a mi favor? Levantaré la copa de la salvación y alabaré el nombre del Señor por salvarme. Cumpliré las promesas que le hice al Señor en presencia de todo Su pueblo. Al Señor le conmueve profundamente la muerte de Sus amados. (Salmo 116:12–15 NVT)

Todo lo que hicieron por uno de Mis hermanos, aun por el más pequeño, lo hicieron por Mí. (Mateo 25:40 NVI)

Por tanto, somos embajadores de Cristo, como si Dios rogara por medio de nosotros. (2 Corintios 5:20 NBLA)

Pues ni aun el Hijo del Hombre vino para que le sirvan, sino para servir a otros y para dar su vida en rescate por muchos. (Marcos 10:45 NTV)

Aun los gentiles, quienes no cuentan con la ley escrita de Dios, muestran que conocen esa ley cuando, por instinto, la obedecen aunque nunca la hayan oído. Ellos demuestran que tienen la ley de Dios escrita en el corazón. (Romanos 2:14-15 NVT)

Porque de cierto les digo que si tienen fe como un grano de mostaza, dirían a este monte: “Pásate de aquí, allá”; y se pasará. (Mateo 17:20 RVA2015)

Cristo en ti, la esperanza de gloria. (Colosenses 1:27)

El corazón contento alegra el rostro; el corazón quebrantado destruye el espíritu. (Proverbios 15:13 NVT)

Escrito está: “No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”. (Mateo 4:4)

Por lo tanto, Cristo en verdad nos ha liberado. Ahora asegúrense de permanecer libres. (Gálatas 5:1)

¿Qué puedo ofrecerle al Señor por todo lo que ha hecho a mi favor? Levantaré la copa de la salvación y alabaré el nombre del Señor por salvarme. Cumpliré las promesas que le hice al Señor en presencia de todo Su pueblo. Al Señor le conmueve profundamente la muerte de Sus amados. (Salmo 116:12–15 NVT)

Así que, hermanos, tenemos libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo, por el camino nuevo y vivo que Él nos abrió a través del velo, esto es, de Su carne. También tenemos un gran sacerdote sobre la casa de Dios. Acerquémonos, pues, con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia y lavados los cuerpos con agua pura. (Hebreos 10:19-22 RVR95)

Os digo: Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá, porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. (Lucas 11:9-10)

Que el Dios de la esperanza los llene de toda alegría y paz a ustedes que creen en él, para que rebosen de esperanza por el poder del Espíritu Santo. (Romanos 15:13 NVI)