A fin de cuentas

Como ciudad sin defensas y sin muralla es quien no sabe dominarse. (Proverbios 25:28 NVI)

Una persona que ha aprendido a dominar sus impulsos resulta más interesante. Quienes son capaces de controlarse generalmente:

- Gozan de mejores relaciones con los demás, porque no pierden los estribos ni se molestan por nimiedades.

- Tienen mejor salud física, fruto de hacer ejercicio y seguir una alimentación sana.

- Han disciplinado su mente y han aprendido a valerse de sus conocimientos para alcanzar el éxito.

- Tienen una sana autoestima. Se valoran mucho como para caer en vicios destructivos.

- Son más felices, porque sacan de la vida lo que quieren.

Aprender a dominar nuestros impulsos y deseos es algo que nos ayudará a triunfar en la vida. A lo mejor ansiamos algo muy intensamente, pero no hacemos nada para conseguirlo.

Tenemos que poner empeño en lo que queremos lograr, dedicarle horas, hacer de tripas corazón, y no permitir que otras cosas nos distraigan. En pocas palabras, nos hace falta dominio propio.

A fin de cuentas, lo más probable es que tú mismo seas la clave —y a la vez el mayor obstáculo— para obtener lo que quieres. [1]

No tenemos qué dar si no lo recibimos […], y esto que podemos, que es dar nuestra voluntad, hacerlo cumplidamente.  - Teresa de Ávila (1515–1582)

[1] Conéctate ¿Quién es tu amo?

Previous
Previous

Llegar a parecernos más a Él

Next
Next

Una reacción en cadena