El principio que formula Jesús
Si ustedes aman solamente a quienes los aman a ustedes, ¿qué hacen de extraordinario? Hasta los pecadores se portan así… (Lucas 6:32-36)
Jesús pone tres ejemplos para mostrar que el amor que Él espera de Sus discípulos debe llegar más lejos de lo que dictan las típicas normas sobre el amor. Comienza cada ilustración preguntándoles qué tiene de especial que para manifestar amor realicen acciones que haría cualquier persona, aun un pecador.
Jesús argumenta que la mayoría de los seres humanos aman a quienes los aman, ese es el comportamiento normal y natural. Pero Él pide a Sus discípulos que hagan más que eso.
El principio que formula Jesús es que debemos amar no solo a los que nos aman, sino incluso a los que nos odian, nos roban, nos maldicen y nos maltratan. «Si hacéis bien a los que os hacen bien, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores hacen lo mismo». De nuevo, Jesús señala que un amor que nos motive a hacer el bien solamente a los que nos hacen el bien a nosotros no se diferencia en nada del amor que tiene la mayoría de la gente. Jesús nos pide un amor que sea superior al amor y la amabilidad natural que hay entre las personas, que sea extraordinario.
«Amad, pues, a vuestros enemigos, haced bien, y prestad, no esperando de ello nada; y vuestra recompensa será grande, y seréis hijos del Altísimo, porque Él es benigno para con los ingratos y malos».
Jesús termina este segmento de enseñanzas diciendo a Sus seguidores que deben emular la misericordia del Padre. «Sed, pues, misericordiosos, como también vuestro Padre es misericordioso». —Peter Amsterdam [1]
El amor siempre se da como un don: libre, voluntariamente y sin expectativas. No amamos para que nos amen, amamos para amar. —Leo Buscaglia
[1] Áncora Amor incomparable