Nos exige mucho

Puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe. (Hebreos 12:2a)

Nos exige mucho, pero también nos da la fortaleza necesaria para estar a la altura de lo que se nos exige. Pide que nos entreguemos de lleno: corazón, alma, cuerpo, mente y fuerzas. Pero a cambio lo da todo. Si le damos a Él nuestro amor, obediencia y vida, ¡Él nos dará Su poder, Su fortaleza y Su ungimiento para que estemos en condiciones de hacer portentos para Él y los demás!
 En los momentos en que seamos tentados a ceder a la desesperación, podemos apreciar todas las bendiciones que nos da el Señor; contarlas, enumerarlas una tras otra. Al ver lo que ha hecho el Señor, ¡te entusiasmarás! Nos ha prodigado dádivas y nos ha dado Su amor y Su salvación.
 Pues bien, si nos ha dado tanto, a manos llenas, ¿qué debemos hacer nosotros por nuestra parte? ¿Cómo se corresponde a una persona que nos hace un obsequio valioso, o un obsequio cualquiera, por pequeño que sea? ¡Reaccionamos entusiasmados, le damos las gracias y no dejamos de decirle cuánto lo apreciamos!
 ¿Por qué no hacemos lo mismo con el Señor y con los regalos tan inconmensurables e ilimitados que nos ha hecho a nosotros, Sus hijos, y que no deja de darnos y de derramar sobre nosotros para demostrarnos lo mucho que nos quiere? No olvides dar las gracias y alabar a quien te ha dado todo, a quien sigue dándote de todo. ¡A quien es tu mejor amigo, tu protector, tu guía, tu Salvador! —Maria Fontaine [1]

Dios no nos da todo lo que queremos, pero cumple sus promesas, conduciéndonos por los caminos mejores y más rectos hacia Él. —Dietrich Bonhoeffer

[1] Áncora Aferrarnos al gozo puesto delante de nosotros

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