Sus Palabras nos infundirán consuelo
No se angustien. Confíen en Dios y confíen también en mí. (Juan 14:1 RVA-2015)
Recordemos que el desaliento, la derrota, el sufrimiento, el dolor y la aflicción no deben separarnos del Señor. Al contrario, se supone que esas cosas deberían acercarnos a Él. Debemos pasar por experiencias que nos enseñen a ser humildes para que Dios nos pueda exaltar cuando fuere tiempo. El Señor se vale de esas experiencias para ayudarnos a volvernos hacia Él.
Una de las cosas más importantes de recordar es que incluso cuando estemos sumidos en la desesperación por circunstancias o fracasos, aunque nos ahoguen el desaliento o la duda, incluso cuando los temores nos intimiden y nos impidan seguir adelante, eso no quiere decir que Dios nos haya fallado. No quiere decir que Su Palabra haya fallado.
En esas profundidades es cuando podemos aprender la más valiosa de las lecciones, que Él siempre está presente, que siempre nos hablará, que Sus Palabras nos infundirán consuelo y que lo será todo para nosotros. En muchos casos, en esas situaciones aprendemos a acudir a Él con todo nuestro corazón, alma, mente y fuerzas.
Los momentos difíciles deben ser peldaños por los que vamos ascendiendo para llegar a tener una relación más estrecha con el Señor, ¡para tener más fe y alcanzar la victoria! ¿Y a los ojos de Dios qué es la victoria? «Esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe.» —Maria Fontaine [1]
Poner nuestra fe en Cristo no consiste en esforzarnos más; significa dejar de confiar en nosotros mismos y descansar en Él. —Timoteo Keller