Viviremos para siempre

Hasta no faltarles ningún don, mientras esperan la manifestación de nuestro Señor Jesucristo. Además, él los confirmará hasta el fin, para que sean irreprensibles en el día de nuestro Señor Jesucristo. (1 Corintios 1:7-8 RVA-2015)

Poseer vida eterna significa que viviremos para siempre. La Escritura nos revela que al morir, nuestro cuerpo retornará a la Tierra, pero nuestro espíritu seguirá con vida. Enseña que habrá un juicio, pero quienes hayan recibido a Cristo obtendrán el perdón de sus pecados y serán considerados libres de culpa en el día del juicio.

Cuando realmente creemos en un Dios amoroso, personal y todopoderoso, confiamos en Él y damos crédito de que puede hacer y efectivamente hará lo que ha prometido. Él nos guiará, y de vivir conforme a los principios enunciados en Su Palabra, tendremos la confianza de que estamos actuando dentro del marco de Su voluntad y de que obtendremos los beneficios que ello acarrea, tanto en esta vida como en la eternidad.

Saber que gozamos de vida eterna cambia nuestro modo de vivir el presente. Saber que viviremos con Dios por la eternidad debería motivarnos a vivir con esperanza, aun en momentos de prueba. Por difícil que sea nuestra vida, sabemos que el tiempo presente no es más que un instante comparado con la eternidad.

Cuando creemos la Escritura, edificamos nuestra vida sobre un cimiento roqueño y además tenemos la convicción para vivir según esos ideales. Es precisamente viviendo esos ideales que llegamos a ser más como Jesús. - Peter Amsterdam [1]

La vida eterna no se refiere tanto a un tipo de tiempo que comienza cuando morimos, sino más bien a la calidad y vitalidad de la vida actual en conexión con Dios. La vida eterna no comienza cuando morimos; comienza ahora. - Rob Bell

[1] Áncora Llevar una vida transformada

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