Consolar a los demás en su tribulación
El ánimo del hombre soportará su enfermedad pero, ¿quién soportará al espíritu abatido? (Proverbios 18:14 RVA-2015)
Parece evidente que los que sufren por el hambre, la guerra, la violencia o la tortura enfrentan grados de sufrimiento y pérdida que superan con creces lo que aqueja al común de la gente. No obstante, se da también el caso de muchas personas que padecen un sufrimiento intenso y debilitante, pero que lo soportan internamente, sin que nadie lo note. Con frecuencia la profundidad y magnitud de lo que sufre la gente no se hace evidente.
Conozco a alguien a quien considero un verdadero santo de Dios. Casi toda su vida ha soportado dolor y sufrimiento a una escala que yo sin duda jamás podría haber resistido. Así y todo, pese a que ciertos días casi ni puede abrir los ojos por el dolor, se levanta y se embarca en la jornada —a veces renqueando— dando muestras de paciencia, dedicación y compasión por los demás. Tiene una actitud tan positiva que fácilmente alguien podría pasar junto a él sin darse cuenta del sufrimiento que enfrenta a diario.
Además del sufrimiento físico, hay otra forma de sufrimiento que puede ser igual de intensa pero menos visible. La Biblia expresa que el ánimo del hombre soportará su enfermedad; mas «¿quién soportará al espíritu abatido?» Eso parece indicar que cierto sufrimiento espiritual es aún más insoportable que las enfermedades y los padecimientos del cuerpo y de la mente.
La compasión es esencial para ayudar a las personas con las que interactuamos. Demostrando comprensión y misericordia manifestamos el amor incondicional de Dios, aun cuando no sepamos qué hacer o decir. La compasión del Señor manifestada por medio de nosotros puede consolar a los demás en su tribulación con el consuelo con que nosotros mismos somos consolados por Dios. —Maria Fontaine [1]
La alegría no es necesariamente la ausencia de sufrimiento, es la presencia de Dios. —Sam Storms
[1] Conéctate El superhéroe interior