Dios es un juez ecuánime y generoso

Oren en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu. (Efesios 6:18a RVC)

 Se supone que debemos ser persistentes en nuestra vida de oración. Eso significa ser tenaces, resueltos a rezar, orar con regularidad y perseverar en la oración con fe aunque Dios no nos responda con prontitud.
 Jesús no pide extensas oraciones ni rezos repetitivos. Lo importante es que nuestras plegarias sean una comunicación sincera con nuestro padre que nos ama.
 La idea de persistencia en la oración no quiere decir que debamos empeñarnos en agotar a Dios con nuestras incesantes súplicas. Nos corresponde más bien presentar nuestras peticiones ante Él con fe y confianza, y con la certeza de que nos ama como un padre ama a su hijo y que nos otorgará lo que le solicitemos siempre que sea bueno para nosotros y esté dentro de Sus designios. Dicho esto, hay que tener en cuenta que ser perseverantes en oración no siempre supone que Dios nos responderá a la medida exacta de nuestro deseo.
 No debemos perder fe si nuestras oraciones no obtienen respuesta inmediata. Se nos insta a no desanimarnos. Jesús nos instruye a seguir adelante con fe y confianza, sabiendo que Dios es un juez ecuánime y generoso, un padre amoroso, que nos responderá según Su voluntad y cuando lo considere conveniente.
 Y quizá lo más importante de todo es recordar que Dios nos ama a cada uno como hijo Suyo. Vela por nosotros. Íntimamente desea lo mejor para nosotros. Podemos y debemos acudir a Él en oración armados de fe, confianza, humildad y amor por Aquel que nos amó con Su eterno amor. —Peter Amsterdam [1]

 Esperar en Dios requiere la voluntad de soportar la incertidumbre, de llevar dentro de uno mismo la pregunta sin respuesta, elevando el corazón a Dios al respecto siempre que se inmiscuya en nuestros pensamientos. —Elisabeth Elliot

[1] Áncora El juez injusto

Previous
Previous

Dios siempre está observándonos

Next
Next

Consolar a los demás en su tribulación