En manos del Músico Magistral
El SEÑOR no mira lo que mira el hombre: El hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero el SEÑOR mira el corazón. (1 Samuel 16:7)
Los guitarristas experimentados saben que es a todas luces imposible afinar incluso las mejores guitarras para que cada nota y acorde suenen perfectamente afinados a lo largo de todo el diapasón. Un luthier (fabricante de guitarras) se molestó tanto de tener que bregar constantemente con ese defecto inherente a la guitarra clásica que decidió crear una que lo corrigiera del todo. Se le ocurrió crear la guitarra de temperamento perfecto con trastes retorcidos.
¿Qué significado tiene esto para nosotros? A primera vista daría la impresión de que una guitarra con trastes tan obviamente deformados sería producto de la ignorancia o la incompetencia. No obstante, esta emite un sonido sorprendentemente más armonioso que la guitarra hecha en debida forma.
¿No ocurre lo mismo con nosotros? La Biblia nos indica que lo que parece correcto y debido para el hombre natural, podría no ser apto y útil para Dios; es más, la verdad podría ser justo lo contrario.
Nuestros defectos y debilidades pueden hacernos sentir imperfectos y defectuosos como los trastes de la guitarra de temperamento perfecto, pero cuando estamos en manos del Músico Magistral podemos entonar melodías hermosas para Él. Las veces en que nos consideramos buenos y derechos dentro de nuestra propia rectitud podemos llegar a desarmonizar y producir disonancia, con lo que la melodía resulta menos atractiva.
Dios nos permite ser tan imperfectos como somos con un propósito: que seamos más útiles y capaces de ayudar a quienes nos rodean y que Él obtenga la gloria cuando armonizamos con Su melodía. —George Sosich [1]
Lo que existe y sucede es creado, conducido y llenado de sentido por Dios. —Romano Guardini
[1] Conéctate La lección de guitarra