Es el Ser Supremo
Señor, digno eres de recibir la gloria, la honra y el poder, porque Tú creaste todas las cosas, y por Tu voluntad existen y fueron creadas. (Apocalipsis 4:11)
En nuestro fuero interno o vida interior podemos tener profunda conciencia de Dios y de todo lo que es y ha hecho. Podemos recordar Sus atributos, Su poder y Su amor.
Podemos tomar conciencia de que en Su Palabra Dios nos ha hablado acerca de Sí mismo; nos ha dicho que es Padre, Hijo y Espíritu Santo. Nos ha explicado cómo es, qué ha hecho y cómo podemos reconciliarnos con Él, cómo recibirlo, cómo hacer para que Su Espíritu more en nosotros.
Por medio de Su Palabra nos enseñó a conocerlo y amarlo, a confiar en Él, y nos reveló lo que le agrada. Nos manifestó Su amor, Su fidelidad y Su desvelo por nosotros. Por ende, podemos conocerlo, amarlo, depender de Él y dar crédito a Su Palabra, confiando en ella y obedeciéndola.
En nuestro fuero interno, en nuestro espíritu, podemos glorificar a Dios recordando en todo momento quién es y lo que significa: que es el Ser Supremo que nos creó, que sabe todo sobre nosotros y sobre todo lo demás; y que a pesar de lo majestuoso que es, nos ama y ansía tener una relación personal con nosotros.
Se nos manda amar a Dios y por ende glorificarlo desde nuestra vida interior, con nuestra alma/espíritu, con nuestra mente racional y con todas nuestras fuerzas. —Peter Amsterdam [1]
Debemos amar a Dios con todo el corazón, debemos contemplarlo como lo más sublime, que encierra en Sí mismo la afabilidad, perfección y excelencia infinitas; como Aquel con quien tenemos la mayor de las obligaciones, tanto en gratitud como en interés. —Matthew Henry
[1] Áncora Glorificar a Dios en nuestro fuero interno