La Escritura nos exhorta a perdonar

Perdonándose unos a otros como Dios también los perdonó a ustedes en Cristo. (Efesios 4:32 RVA-2015)

 Comprender que la Escritura nos exhorta a perdonar a la gente y decidir que hay que hacerlo es una cosa. No obstante, el acto de perdonar a una persona que nos ha herido profundamente puede ser tarea ardua y penosa.
 La palabra griega traducida con mayor frecuencia por perdón es “aphiemi” (afiemi), que se usa para expresar el concepto de soltar, pasar por alto o cancelar una deuda. Cuando perdonamos a alguien por algo que ha hecho, lo liberamos de una legítima deuda. Reconocemos que hemos sufrido una herida o un perjuicio, que se nos defraudó la confianza y que nuestra vida ha sido menoscabada por culpa de las acciones hirientes de alguna persona.
 Al mismo tiempo nos hacemos cargo de que nosotros mismos también somos pecadores, que ofendemos y herimos a otros y que Dios ha perdonado nuestras ofensas. Al perdonar tomamos la decisión de dejar de abrigar el dolor, desistir de nuestro deseo de represalia y de la rabia y sentimientos negativos que albergamos hacia la persona. Ponemos a la persona y sus actos en las manos de Dios.
 Es natural suponer que perdonar a alguien equivale a excusarlo de lo que ha hecho. No es así. Eso más bien te libera para que puedas desasirte del dolor que te produjo la ofensa y seguir adelante sin que te atormenten sin tregua los sentimientos de animadversión hacia la persona que te hizo daño.
 debemos perdonar a otros las ofensas que hayan cometido contra nosotros —con lo difícil que llega a ser a veces—, ya que Dios ha perdonado las ofensas que hemos cometido contra Él. —Peter Amsterdam [1]

 Todo el mundo dice que el perdón es una espléndida idea, hasta que tienen que perdonar algo. —C.S. Lewis

[1] Conéctate El llamado a perdonar

Previous
Previous

Compartimos refrendamos y cuáles condenamos

Next
Next

Confía en que recibirás Mi gracia