La esencia del pecado

Así como por la desobediencia de un hombre muchos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno, muchos serán constituidos justo. (Romanos 5:19)

El primer pecado de Adán y Eva muestra la esencia del pecado. Se resistieron a la voluntad de Dios y no quisieron subordinarse a ella, sino que optaron por hacer lo que consideraron mejor para ellos. No permitieron que Dios lo decidiera.

En vez de aceptar que Dios era su Creador y que por tanto debían subordinarse a Él, cedieron a la tentación de ponerse a sí mismos en el lugar de Dios. Dios había dicho que si comían del árbol ciertamente morirían. La serpiente lo rebatió y les aseguró que no morirían. Dios les había dicho la verdad, pero ellos descreyeron de Su palabra. Cuestionaron quién tendría razón.

Antes de ese primer pecado, Adán y Eva vivían en armonía con el Creador. Disfrutaban de Su compañía. Confiaban y creían en Él. Su decisión de desobedecer, tomada por su propia voluntad, cambió esas condiciones, no solo para sí mismos, sino para todos los seres humanos.

Los seres humanos somos culpables de pecado delante de Dios por el hecho de que el pecado de Adán y Eva se nos imputa a todos y también por nuestra propia acción pecadora. Siendo pecadores, estamos separados de Dios.

Dios, por amor a la humanidad, concibió un medio por el cual los seres humanos obtuvieran perdón, se reconciliaran con Él y se libraran de Su ira.

Reconciliarnos con Dios por medio de Jesús, recibir el perdón de nuestros pecados, ser redimidos, es el obsequio más grandioso que podamos recibir, un obsequio personal directamente de la mano de Dios. - Peter Amsterdam [1]

El pecado puede definirse como el acto personal de apartarse de Dios y Su voluntad. Consiste en transgredir la ley divina [...], en incumplir el mandamiento de Dios. Es apartarse de la voluntad expresa del Altísimo. - J. Rodman Williams

[1] Áncora Por qué el pecado tiene importancia

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