La oración es importante

Aconteció que estaba Jesús orando en un lugar, y cuando terminó, uno de Sus discípulos le dijo: “Señor, enséñanos a orar, como también Juan enseñó a sus discípulos". (Lucas 11:1)

El ejemplo de Jesús en ese sentido tuvo un impacto innegable en los discípulos. Ello se hace evidente a lo largo del libro de los Hechos, el cual alude a menudo a las oraciones de los discípulos.

Jesús también dio a Sus discípulos consejos prácticos para orar. (Mateo 6:9-13) 
También indicó a Sus discípulos qué prácticas desaconsejaba. (Mateo 6:5-8)
Jesús les enseñó a ser persistentes en la oración. (Lucas 18:1)
Les enseñó también el poder que tiene la oración, que las oraciones obtienen respuesta y se deben hacer con fe y confianza, sabiendo que Dios es todopoderoso y que no hay nada que Él no pueda llevar a cabo en respuesta a nuestras peticiones. (Mateo 21:21,22)
Jesús también oró por los demás. (Mateo 19:13–15)

La oración es importante. Es parte de nuestra comunicación con Dios. Nos sirve para relacionarnos con Él, para permanecer en Él. Es un medio de conectarnos con Su poder. Es útil para amar y ayudar a los demás al suplicar por ellos. Es una forma de proteger nuestra vida y salud espiritual.

Tiene un efecto palpable en las personas por quienes rezamos. Nos da la oportunidad de presentarnos humildemente ante Dios para implorar Su ayuda y pedirle que nos perdone. [1]

El alma que minimiza la oración permanece asfixiada; si excluye toda invocación, se estrangula lentamente. – Mons. Gianfranco Ravasi

 

[1] Conéctate Jesús nos enseñó a orar

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