Recobra Su Confianza en El
Aunque la higuera no florezca ni en las vides haya fruto, aunque falle el producto del olivo y los campos no produzcan alimento, aunque se acaben las ovejas del redil y no haya vacas en los establos; con todo, yo me alegraré en el SEÑOR y me gozaré en el Dios de mi salvación. (Habacuc 3:17:18)
Intrigado por conocer la coyuntura y circunstancias de la vida y época de Habacuc, que lo inspiraron a componer semejante declaración de fe, decidí leer todo el libro. En realidad es muy breve: consta de apenas 3 capítulos, y el pasaje citado no figura sino hasta el final, como conclusión al diálogo que el profeta mantiene con Dios.
Si bien el libro ofrece muy pocos detalles sobre la vida personal de Habacuc, es evidente que vivió en una época muy difícil de la historia de su pueblo. Parte cuestionando abiertamente la sabiduría de Dios.
Habacuc le manifiesta a Dios que no ve a su alrededor otra cosa que injusticia, violencia y destrucción a manos de ejércitos invasores y plantea la misma pregunta que muchos solemos hacerle a Dios, por lo general con mucha menos justificación que la que tenía él: ¿Por qué no pone Dios las cosas en orden y por qué permite que el mal, presumiblemente, triunfe? Las pacientes respuestas de Dios a la larga reavivan la fe de Habacuc que recobra su confianza en el Altísimo y en lo que ha prometido, y le permite depositar todas sus quejas e inquietudes en las amorosas manos del Padre.
Podemos optar por regocijarnos en Dios y en nuestra salvación, aun en medio de las experiencias más peliagudas, porque Él ha dicho: «Nunca te abandonaré ni jamás te desampararé.» Podemos confiar en que Sus promesas, que no tienen límite de tiempo, nos resguardarán de todas y cada una de las tormentas que afrontemos. —Gabriel García Valdivieso [1]
Mi fe no eliminó el dolor, pero me ayudó a superarlo. Confiar en Dios no disminuyó ni venció la angustia, pero me permitió soportarla. —Robert Rogers
[1] Conéctate Un antiquísimo cuestionario