¡Sabían que Él no les fallaría!
En la fe murieron todos estos sin haber recibido lo prometido, sino mirándolo de lejos, creyéndolo y saludándolo, y confesando que eran extranjeros y peregrinos sobre la tierra. Pero anhelaban una [patria] mejor, esto es, celestial; por lo cual Dios no se avergüenza de llamarse Dios de ellos, porque les ha preparado una ciudad. (Hebreos 11:13,16)
En muchos casos, los hombres y mujeres de fe que se mencionan en Hebreos 11 no vieron en esta vida todo lo que les fue prometido, ¡pero conocían al autor de esas promesas! ¡Sabían que Él no les fallaría! Para ellos la fe se plasmó en un modo de vida que impregnó sus pensamientos y decisiones; una convicción que fue en aumento durante su vida, de manera que lo que enfrentaban en el momento tomó un segundo plano en comparación con lo que sabían por fe que iba a venir.
Las personas de fe que vivieron en tiempos del Antiguo Testamento creyeron sin que en el curso de su vida se hiciera manifiesta la redención de Cristo. Nosotros tenemos la ventaja de saber que Jesús ya nos redimió, aunque tampoco podemos ver todavía todo lo que Él prometió a los que lo aman.
Dios quiere que confiemos en Él en toda circunstancia. Si la respuesta a tu oración llega de inmediato, regocíjate. Cuando no veas la respuesta en seguida, continúa agradeciendo al Señor de todos modos, porque confías en Él. Cuentas con Su promesa de que Él te guardará y te dará fuerzas y todo lo que necesites para aguantar hasta que llegue la respuesta. —Maria Fontaine [1]
Esperar es un ejercicio de fe que demuestra el estado de nuestro corazón. Esperar en Dios es un acto de fe. —Steve Farrar
[1] Conéctate Gradecer de antemano a Dios