salir de las tinieblas

Pero ustedes son linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido, para que anuncien las virtudes[a] de aquel que los ha llamado de las tinieblas a su luz admirable. (1 Pedro 2:9 RVA-2015)

 Estaba pensando en lo maravilloso que será ese día en que se desvanezcan las sombras terrenales y se abra paso el Cielo con toda su gloria y su luz: ¡adiós para siempre a la oscuridad!
 Eso me hizo pensar en algunas de las cartas que he recibido en las que leo los apagones personales por los que muchos han pasado, épocas de enfermedades graves de las que no creían que iban a recuperarse jamás, hasta que un buen día les llegó la liberación y la cura. ¡Qué magnífico, salir de las tinieblas y retornar a la luz, libres de dolor y mala salud!
 Solamente aquellos que han vivido apagones como esos conocen la gloria que se siente cuando regresa la luz. Quiero asegurarles que las luces volverán si, en vez de dudar, se aferran a las promesas de la Palabra de Dios, y confían de manera implícita en Dios cuando se encuentran en medio de la oscuridad.
 Cuando uno las pasa negras, si hay algo que hace aún más densas las tinieblas es pensar que nunca volverá a ver la luz. Naturalmente, es justamente ahí donde el cristiano lleva una enorme ventaja, puesto que tiene fe y por lo tanto la certeza de que tarde o temprano llegará el día en que Dios lo librará.
 Los apagones que vivimos nos dan oportunidades maravillosas de demostrarle al mundo que ni nuestra felicidad ni nuestra seguridad dependen de las condiciones o circunstancias que nos rodean. ­—V.B. Berg [1]

Así pues, cuando tengas miedo,
cuando estés solo y asustado,
cuenta con Su fiel promesa:
«No temas, estoy a tu lado». —Dinnie McDole Hayes

[1] Áncora El apagón

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