Sustituyéndolo por la confianza en Dios
Sométete a Dios y tendrás paz, entonces te irá bien. (Job 22:21 NTV)
El estrés atenta contra nuestra felicidad, pero Dios quiere librarnos de él. El estrés dificulta nuestro desempeño y es culpable de terribles desdichas, enfermedades y hasta muertes.
La fe es el antídoto contra el estrés. La confianza de que todo está en manos de Dios, de que Él es dueño de la situación y es capaz de sacar algo bueno aun de las circunstancias más desfavorables elimina automáticamente buena parte del estrés que sentimos.
A todos nos resulta natural confiarle a Dios ciertas cosas. Sin embargo, existen algunas preocupaciones o cargas que consideramos nuestro deber asumir, en lugar de encomendárselas a Dios y confiar en que Él es mucho más capaz de hacerse cargo de ellas que nosotros. El caso es que si nos echamos esas cargas sobre los hombros —cargas físicas, emocionales, mentales o espirituales—, con el tiempo nos provocan estrés, cuyos efectos a largo plazo, tanto en el organismo como en el espíritu, pueden ser devastadores.
Pero no tiene por qué ser así. Probablemente nunca te librarás de él de una vez por todas, porque somos humanos; pero sí podemos aprender a superarlo o a reducir sus efectos negativos cada vez que sentimos que se apodera de nosotros, sustituyéndolo por la confianza en Dios, que da paz. [1]
Nuestra dependencia de Dios debe ser tan completa y absoluta que nunca creamos necesario, en ningún tipo de angustia, recurrir a consuelos humanos. - Tomás de Kempis
[1] Conéctate Vivir sin estrés