Tengo dos opciones
Y el mismo Señor de paz les dé siempre paz en toda manera. (2 Tesalonicenses 3:16 RVA2015)
Dios quiere que yo esté tranquilo, sabiendo que todo está en Sus manos y que Él cuida de nosotros. Dice: «Estad quietos, y conoced que Yo soy Dios».
Pero cuando las cosas van mal, a veces los vientos de la adversidad generan confusión en mi espíritu y me abaten. Cuando me pasa eso, los demás no ven sino las agitadas olas de mi espíritu alborotado y no el manso reflejo del cielo.
Aunque no puedo evitar las tormentas de la vida, estas no tienen por qué despojarme de la paz de Dios. Puedo aferrarme a la promesa de que esas pruebas nunca serán mayores de lo que yo pueda soportar. Dios siempre me dará una sal. Además, si mi corazón es recto y acudo a Él en busca de orientación y ayuda, Él es sobradamente capaz de sacar algo bueno de cada situación.
Total que cuando lleguen los malos momentos, tengo dos opciones: o presentarme ante los demás como un mar agitado por la tormenta, o dejarles ver la paz del Cielo reflejada en mi actitud y en mis acciones. - Akio Matsuoka [1]
* * *
Que alcances la paz de la ola que corre,
la paz profunda del aire que fluye,
la paz profunda de la tierra callada,
la paz profunda de las fulgurantes estrellas,
la paz profunda de la noche sosegada.
Que la luna y las estrellas derramen sobre ti su luz.
Sea para ti la paz profunda de Cristo, el Hijo de Paz. - Bendición gaélica tradicional
[1] Conéctate El reflejo del Cielo