Trata a todos con cortesía
Más bien, sean bondadosos y misericordiosos los unos con los otros, perdonándose unos a otros como Dios también los perdonó a ustedes en Cristo. (Efesios 4:32 RVA-2015)
Juan suspiró... ¿Cuánto tardará esto? Se había producido una falla técnica en varias de las cajas del supermercado, por lo que se instruyó a los clientes que se dirigieran a la única que todavía funcionaba.
Su cavilación se vio interrumpida por un alboroto que se había producido más atrás en la fila, una mujer corpulenta con una cantidad excesiva de artículos entre sus brazos y evidentes signos de cansancio pasaba atropelladamente a su lado, quejándose a viva voz.
Sin embargo, al aproximarse a la caja, un hombre alto vestido en un traje gris levantó el brazo impidiéndole el paso. —Señora —comentó el hombre calmadamente—, todos estamos cansados de esperar.—No hay nada que podamos hacer al respecto. Lo único que nos queda es aguardar con paciencia. Le ruego que vuelva a su lugar en la fila.
La fila continuó avanzando lentamente. Cuando llegó el turno de aquel hombre, se dio vuelta y llamó a la señora para que tomara su lugar. A la señora casi se le cae todo lo que llevaba en los brazos. Los clientes se hicieron a un lado para dejarla pasar. Llegó a los trompicones hasta el inicio de la fila disculpándose profusamente y agradeciendo al caballero, que permanecía en silencio. Pagó su compra y se fue.
Mientras Juan reflexionaba sobre la situación que acababa de producirse, recordó una frase que había leído aquella mañana en un libro devocional: «Trata a todos con cortesía —aun a quienes se comportan con rudeza—, no porque sean amables, sino porque lo eres tú». Acababa de ver un vivo ejemplo de eso. —Li Lian [1]
Cuidar de los demás es una expresión de lo que significa ser plenamente humano. —Jessica Price
[1] Conéctate El hombre del traje gris