Una relación amorosa con Él
De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. (2 Corintios 5:17 RVA-2015)
La Escritura enseña que Dios existe; de la nada, creó el mundo (el universo) y todo lo que en él hay; ama y vela por el mundo y los que lo habitan; ama y vela por nosotros, Sus hijos, y se entremezcla en nuestra vida diaria.
Nuestro Creador desea que entablemos una relación amorosa con Él. No obstante, el pecado y los afanes de este mundo compiten por nuestros afectos y deseos. Existen muchas distracciones que desvían nuestra lealtad, foco de atención y deseos, apartándolos de Dios. A menudo nos vemos ante el dilema de impulsar nuestra adhesión y culto a Dios, o recurrir a cosas que nos alejan de Él y tornarlas en el objeto de nuestro culto. Sabiendo que Dios quiere que resistamos el mal, acudimos a Él en busca de la gracia y el poder para hacerlo, y ponemos de nuestra parte resistiendo y venciendo el pecado en nuestra vida.
Movido por Su amor hacia la humanidad, nuestro amoroso Dios creó un medio para restablecer nuestra unión con Él. A pesar de que éramos pecadores y estábamos en rebelión contra Él, abrió una vía para que se nos perdonara y nos reconciliáramos.
Somos seres humanos perdonados y amados por el Dios Todopoderoso. Ya que estamos en Cristo, podemos expresar quiénes somos en Él sin tener que demostrar quiénes somos nosotros. —Peter Amsterdam [1]
Una relación sana con Dios se basa en los cambios internos que Él produce a través de Cristo. —Max Anders
[1] Áncora Llevar una vida transformada