Es parte de la fe
Sin fe es imposible agradar a Dios, porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que Él existe y que recompensa a los que lo buscan. (Hebreos 11:6)
Me crie pensando que la fe y las dudas eran conceptos opuestos. La fe era buena; las dudas, malas. En determinado momento tuve lo que consideré una revelación —desde entonces he sabido que muchas personas de fe son de la misma opinión—: las dudas no son enemigas de la fe; antes, pueden fortalecerla.
cuando una persona de fe se cuestiona su fe, una de dos: o pierde la fe —porque probablemente esta no era muy genuina ni firme—, o descubre que, a pesar de los conflictos internos, la tristeza, lo inexplicable y lo que no tiene respuesta, su fe permanece.
Antes pensaba que lo que decía ese versículo era que nuestras dudas desagradan a Dios. Ahora lo interpreto de una manera bien distinta. En él solo se mencionan dos cosas que debo hacer para tener fe y agradar a Dios: (1) creer que existe, y (2) creer que recompensa «a los que lo buscan». Yo creo que existe y lo he buscado diligentemente. Mis preguntas y dudas han sido una parte necesaria de esa búsqueda.
He hallado paz al comprender que nunca sabré todas las respuestas, lo cual no tiene nada de malo. Es parte de la fe. Lo más sublime es que Él me premia con Su presencia. Sé que no hay forma de explicarle eso a alguien que no tiene fe; pero tengo la certeza de que conozco a Dios y de que conocerlo es puro gozo. —Jessie Richards [1]
¿Quién de nosotros no ha experimentado inseguridades, extravíos y hasta dudas en el camino de la fe? Todos hemos experimentado esto, también yo: forma parte del camino de la fe, forma parte de nuestra vida. —Papa Francisco
[1] Áncora Preguntas y dudas saludables