Paciencia para aguantar
Pacientemente esperé al SEÑOR, y él se inclinó a mí y oyó mi clamor. (Salmos 40:1 RVA2015)
Muchas veces no logramos entender cómo obra Dios en nuestra vida y por qué hace lo que hace. Es misterioso, pero nosenseña humildad, y por lo general requiere fe y paciencia. Sus propósitos suelen ser diferentes de los nuestros.
Su cronograma no es siempre el mismo que el nuestro. A veces sí nos responde de inmediato; pero muchas otras veces Él deja pasar un tiempo para que nuestra fe madure y se desarrolle, como un vino de buena crianza.
La paciencia es el distintivo de una fe añeja, profunda, generosa y con cuerpo. La paciencia no es una virtud fácil de cultivar. De hecho, va a contrapelo de la actitud imperante en el mundo de hoy, donde todo el mundo busca resultados rápidos.
Claro que ocurren milagros y que hay oraciones que son respondidas instantáneamente, pero solo cuando Dios considera que eso es lo que más nos conviene; por otra parte, puede que a veces prefiera que pasemos por las pruebas, trances y desafíos que surgen cuando Sus respuestas no llegan en el acto.
La fe no se manifiesta únicamente en nuestra capacidad de obtener milagros inmediatos en respuesta a nuestras oraciones; también se evidencia en nuestra tenacidad, perseverancia y paciencia para aguantar incluso cuando no vemos que nuestras plegarias surtan efecto enseguida. [1]
La oración no es un monólogo, sino un diálogo. La voz de Dios es la parte más sustancial. Escuchar la voz de Dios es el secreto que me garantiza que Él escuchará la mía. - Andrew Murray
[1] Conéctate ¿Por qué Dios se tarda tanto?